domingo, 27 de abril de 2014

LA CAJA

Abrió la caja, la grande, la que contenía todos los secretos... La tapa blanca era pesada y estrecha como todas esas tapas de cajas ocultas en los anaqueles del tiempo, en los vasares de otras vidas que no le pertenecían. Pero la curiosidad vencía sin malabares a la prudencia y por eso alcanzó la caja y la abrió sin miramientos. El pasado le lanzó a la cara mil años de vidas, de amores y consentimientos... de quebrantos, de pasiones, de consejos, de ilusiones. Y, sobre todo, sin saberlo del futuro que su vida estaba buscando. Un polvo gris envolvía la habitación, y sus manos recogían y recorrían un millar de legajos y papeles que se amarilleaban con el tiempo. Cuadernos escritos a mano cosidos con hilo de seda; recortes de periódicos cansados de ser leídos; revistas de papel satinado coloreadas con pinceles de acuarelas; fotografías desgastadas con mujeres de labios marcados y permanentes cardadas, niños en blanco y en negro que miraban descarados a la cámara que los inmortalizaba... Y recetas de cocina, montones y montones de recetas de cocina. Recopiladas por fechas, por estaciones de año, por dificultad, por tiempos invertidos en su realización, por alimentos, por calorías, por fiestas, por gastos, por gustos... por pasiones despertadas cuando se degustaban. O por enfados y disgustos cuando no eran del agrado de todos los comensales. Cientos, miles de recetas escritas con lápiz del nº2 en libretas, servilletas, hojas sueltas... escritas en cualquier sitio estaban esas recetas.
Hace apenas unos meses que inauguró su futuro, su nueva vida: Un restaurante pequeño, con ocho mesas vestidas de hilo blanco y servilletas bordadas. En ellas se sirven viandas y manjares de otros tiempos; se saborean vinos de cepas viejas, postres con aromas de la infancia y secretos... todos los de las recetas que aquella caja blanca guardaba.

Cada noche recibe en su casa gentes de todos los sitios. Amigos que quieren probar los manjares de otros tiempos, de esos tiempos en los que las recetas de escribían con un lápiz del nº2.

Dedicado a todos los creen en el futuro

Nos vemos y nos leemos pronto
 



11 comentarios:

  1. A donde hay que llamar para hacer la reserva?
    Tengo aquí una servilleta para apuntar el número.
    Si me pilla en la calle, lo apunto con el dedo en el cristal de algún coche.
    Sea como sea, lo apunto, jajaja.
    Un beso amiga Oles.

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    1. Ya mismo te mando el teléfono... solo falta que el sueño se haga realidad
      Un beso desde cerquita, amigo Rojo

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  2. Hay que ver, lo lejos que puede llegar a llevarte una caja llena de pasado. A la aventura de un futuro!

    Saludos!

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    1. Esas cajas están llenas de sorpresas. Unas veces son discretas y fugaces, otras en cambio, llevan dentro tesoros.
      Un saludo del Sur, José

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  3. Ahora me dejas intrigada y muy hambrienta, has destapado la caja de pandora y mi memoria evoca esos sabores, supuestos sabores, que no cato pero imagino.

    ¿Necesitan algún socio?

    Besos, muchos.

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    1. Sería maravilloso contar contigo en una aventura así. Solo falta que alguna vez se lleve a cabo.
      Un beso desde cerquita, LuisaBonica

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  4. Ja! caraColes, ¿el lápiz del número 2? un Hb por casualidad ..esos son de mina dura o blanda, yo diría que son de mina dura pero que escriben más flojito que los de mina blanda ...me parece maravilloso que esos textos aún perduren y sean fruto para alegrar el estómago de muchos comensales.

    Tal véz él, si no murió en esa fatídica guerra, si lo creías desaparecido y prisionero en un país estranjero... te aseguro que volverá. Lo sé, a mi me pasó algo parecido, y cansado de estar en la selva encerrado en una mazmorra, sin más comida que culebras que nadaban en ese riachuelo ... me liberé.

    Ya sabes, a los soldados se nos conquista también por el estómago.

    Me ha encantado lo de "recortes de periódicos cansados de ser leídos ..."


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    1. A mi soldado lo conquisté con mas de una o dos cosas... y por supuesto las recetas de la caja me sirvieron.
      Los lápices HB del número 2 eran de mina dura con rayas amarillas y negras, y con ellos se escribían muchas cosas, incluso recetas dignas de las mesas mas engalanadas.
      Un beso del Sur, GranT

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  5. Y mira que no sé por qué Intuyo que esto pudiera tener que ver algo conmigo...

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    1. Buena intuición la tuya!!!, aunque a ti no hace falte que te encuentres ninguna caja. Tu tienes recursos y recetas para abrir treinta restaurantes de ocho mesas.
      Un beso desde cerquita, MariPam

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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Gracias por tu tiempo

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