jueves, 19 de septiembre de 2013

SUCEDIÓ EN PARIS



Y Paris se enamoró de ella. Y la ciudad del amor la hizo reina, princesa de lo prohibido. Musa de pintores y escritores se bebía la vida a sorbos largos, a tragos, sin dejar para mañana lo que hoy se pudiera gozar. No era especialmente bella, ni alta, ni básicamente esbelta... era expresamente hermosa, pues así la hacían sus gestos y su sonrisa. Paseaba, con él, las mañanas por las orillas del Sena y las noches las cantaba, sola, a los pies de Montmartre. Bajaba todas esas escaleras que la separaban del cielo y ya de madrugada las subía de nuevo, para de nuevo encontrarse con el firmamento, con el universo.
Allí vivía un sueño que nunca se rompía, que oculto mantenía en apenas unos metros. Mimaba cada día que amanecía todas y cada una de las palabras que allí escuchaba, así como cada caricia, cada beso, cada gesto de amor que él le proponía. Y al anochecer, de nuevo, sus pasos dirigía a ese mundo que la adoraba. Allí se sentía admirada, venerada pero no querida. Era como vivir una vida paralela, pues la suya, la que ella añoraba cada noche, anidaba mas arriba, al final de las escaleras de Montmartre. Y feliz vivía su doble vida: dichosa de día e idolatrada de noche.

Una madrugada él le hizo un regalo: un collar hecho de sueños. Cada cuenta contaba un ideal prometido, uno anhelado, uno no muy lejano... y ella lloró emocionada y sorprendida por cada uno de esos sueños esperados. Cada noche juntos acariciaban cada cuenta de ese collar maravilloso y admiraban su color y su brillo.

Todo era perfecto hasta que ella quiso adornar su cuello con su apreciado collar. Bajó las escaleras que la separaban del cielo. Llovía. Ella mostró su regalo triunfadora, y celosos los adoradores y admiradores zarandearon su cuerpo, su mente, sus ganas y sus anhelos pues envidiaban tanta dicha no compartida. Apenas le dió tiempo a ver sus sueños esparcidos en el pavimento del  Boulevard de Clichy...
Con meticulosidad traidores, rompieron su collar, rompieron su vida.
Nos vemos y nos leemos pronto 

2 comentarios:

  1. Amiga Oles, se me queda como cara de tonto, leyendo y releyendo estas cosas.
    Cuando sea grande... me gustaría saber escribir como tu.
    Un beso.

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    Respuestas
    1. Gracias amigo, siempre es un placer recibirte en mi casa y agradezco mucho tus palabras. Un beso

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Gracias por tu tiempo

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