Esas hombreras con las que crecían los hombros un par de tallas, y a la vez, por un efecto óptico extraño, menguaban las caderas otro par de tallas; las había de diferentes formas, las redondas, y las que te hacían el hombro recto, en plan militar, (yo era fan de estas últimas). Y que me decís de las cazadoras... ellas eran las reinas, te podías morir de frío, pero quién no tuviera una cazadora no era nadie; grandes, anchas, y sí además se abrochaban en diagonal eran la caña. Tampoco se quedan atrás esos petos... en colores suaves, vaqueros, de pana; en fin una prenda que hacía que parecieras una tabla lisa y llana, pues era la antítesis de la femineidad. Otra prenda estrella era la "faldapantalón": por delante una falda muy mona, con su tablita o tablitas, y por detrás un pantalón en toda regla. Y las camisas abrochadas estilo monja, con su botoncitos dorados y mangas muy anchas. Y también esos jerseys amarillos de punto ocho tallas mas grandes de lo necesario (¡que horror!). Pero lo mejor eran los peinados, esos pelos llenos de laca y espuma; esos flequillos, que intentaban alcanzar algo extraño que rondaba por encima de nuestras cabezas, tiesos y disparados hacia el espacio exterior, ¡moníiiisimasss!. Y las permanentes. Oh! las permanentes, con esos finísimos rizos que te hacían parecer la mismísima hija del negro de Boney M, ¡un primor!. O aquellos aros; aquellas ruedas de bicicleta que se enganchaban en cualquier sitio haciéndote perder el equilibrio.Y es que todavía me pregunto como podiamos ligar con esos trapos...
Sin dejar de sonreír me he dirigido con la caja de las fotografías al salón y he pensado en voz alta: ¿quién fue el divino autor de tan nefasta moda?, ¿a quién se le ocurrió que las mujeres estábamos guapas de semejante guisa?, ¿quién nos engaño de esa manera? Nadie me ha contestado, (entre otras cosas porque estaba sola), nadie ha sabido darme una explicación. Y es que a pesar de todo, eso era moda, era tendencia y nosotros lo llevamos con mucha alegría, creyéndonos las mejor vestidas de la historia.
Cómo ahora, exactamente igual que ahora...
Nos vemos y nos leemos pronto
Jajaja...siiiiiiii!!!!! Con mis leggins, mi cazadora con sus enormes hombreras y mi flequillo enlacado y apuntando al espacio sideral, y bailando a Boney M...la reina de las pistas!!!! Jajajaja...me parto!!!
ResponderEliminarEn esos años fue cuando a la capa de ozono le salió el primer agujero. Yo creo que el detonante fue la cantidad de laca que nos poníamos en el flequillo. Sobre todo Nyhermana... A que si?
EliminarSísisisisis, creo que Nyhermana fue el detonante para que el agujero de la capa de ozono se hiciese un poquito más grande. Recuerdo que yo me quedaba mirándola cada vez que se arreglaba para salir con sus amigas y huía despavorida cuando cogía el bote de laca, jijijiji :D Menuda flequillo perfecto se marcaba.
ResponderEliminarQué cosas! Y yo buscando como loca esas cazadoras y esos grandes jerseys de ochos que tanto se llevan ahora, esta claro que la moda se recicla continuamente.
La verdad es que si, que todo vuelve... Pero espero de, todo corazón, que el flequillo se quede en aquellos años. Besis
EliminarNo te quejes, no te quejes, eras un pivon!!!!. O quizas no te acuerdas de como te caiann esos pantalones blancos....acampanados!.
ResponderEliminarYa te enviaré una foto para que recuerdes. !!!
Jajajaja... La verdad es que no me puedo quejar, pero tu tampoco eh?... Formábamos un buen tándem, y nos llevábamos a los niños de calle, te acuerdas?...
EliminarMandame la foto si, me hace mucha ilusión. También tengo muchas ganas de verte... Besos