Corría por la calle, sin
edad para hacerlo pero corría. Si no se daba prisa no llegaría a
tiempo a la parada del autobús, y éste ya había asomado su cara
roja en lo alto de la calle; por eso corría, no quería llegar tarde
a su cita. Era una cita con poca importancia, bueno, con toda la que
se le quiera dar a una cita con su peluquera. Llegó a tiempo y el
vehículo arrancó rumbo al centro. Apenas había recorrido unos
metros, cuando una chica llamó a sus puertas abatibles, aprovechando
que el autobús aún no había salido de la parada. Con la chica un
carrito de bebe, con su bebe a bordo, claro. Era una mujer joven,
morena, pelo largo, sonrisa perfecta y ojos oscuros como su pelo.
Era, una chica guapa. Su bebe una niña de mas o menos un año, con
rizos que le caían en la frente y una futura sonrisa de anuncios de
potitos. La mamá, la morena, pago su billete y se dirigió a la zona
reservada para los carritos de bebe. Sacó su
móvil y se dispuso a escribir en él. En la siguiente parada un par
de chicos jóvenes subieron al autobús. Uno de ellos, con los
pantalones demasiado caídos para realizar la maniobra de subir al
vehículo, maldijo al inventor del escalón. La gente se rió de la
machada y el conductor arrancó sin hacerle mucho caso. Se sentaron
frente a la Señoraquecorría, sacaron sus móviles y se
dispusieron a escribir. La siguiente parada estaba muy concurrida,
montaron al autobús: jóvenes de instituto, jubilados con
progresivas, amas de casa con canas, un cura y dos chicasmonas con
uñasmonas. De todos los mencionados anteriormente, mas del treinta
por ciento sacaron sus móviles y se pusieron a escribir. En la
siguiente parada nadie subió al autobús, y aunque el conductor
abrió, amablemente las puertas para que la gente bajase, nadie bajó.
Pero de pronto, Morena comenzó a gritar: ¡ábrame!, ¡ábrame!, que
me bajo aquí... el conductor resignado paró de nuevo; ella se
disculpó, y dijo: ¡perdón no me había dado cuenta, estaba con el
guasaa!.
La siguiente parada ya estaba muy cercana al centro. En ella
se subieron otras dos chicasmonas y un viudo. Esto se sabía por el
fajín negro que llevaba en la manga de su chaqueta. De las tres
personas que subieron al vehículo, cuándo este arrancó, dos
sacaron sus móviles y se dispusieron a escribir. El autobús ya
estaba lleno, pero paradógicamente en silencio. Solo se oían suaves
tíntineos que realizaban los móviles de vez en cuando. Los dueños
de esos móviles dibujaban sonrisas sin pudor y a
veces reían, también, sin pudor.
La Señoraquecorría miraba al
infinito sin ver lo que tenía delante, solo estaba pendiente de los
movimientos que realizaban los que manipulaban sus móviles.
Miraba, con asombro, la velocidad con la que se pueden mover los
pulgares a la hora de escribir en en móvil. Y el autobús en
silencio. Un semáforo, dos semáforos... y la parada final, la
parada del centro. La Señoraquecorría bajó veloz del autobús,
quería comprobar que la gente de la calle seguía hablando, que
seguía comunicándose con palabras... La peluquería estaba cerca,
muy cerca. Cuándo cruzó el umbral y escuchó a su peluquera, a su Espeamiga decir: "Buenos
días primor, que guapa vienes hoy", se lleno su alma de
alegría; todavía existían personas que hablaban, te saludaban y te acompañaban con las palabras.
Pues sí a veces, el simple hecho de hablar ya es una rareza de las grandes en esta sociedad llena de obstáculos en las relaciones sociales. Es incrible la capacidad de antisociales que tiene esta sociedad, valga la redundancia. Un abrazp
ResponderEliminarCon la palabra se arreglarían muchas cosas... Por lo menos compartiríamos!!! Pero ahora estamos mas pendientes de las teclas, y estas, la verdad es que son muy impersonales.
EliminarGracias por visitar mi casa, siempre serás bienvenido. Besos
Oles
Pues sí! Ese genial invento para acercarnos a los que tenemos lejos...se ha vuelto contra nosotros y nos impide comunicarnos con los que tenemos cerca...qué paradoja, no?
ResponderEliminarSi que es una gran paradoja. Tenemos que hacer lo posible para que sea un invento maravilloso
ResponderEliminarA mi lo que me hace gracia es el grupo que queda,están juntos pero solo físicamente porque cada uno está con su maquinita en otros temas con otra gente , entonces ¿para qué quedan?
ResponderEliminarBesos
C.
Pues eso digo yo, para que quedan?... Nosotros cuando quedamos, charlamos y reímos, y no sacamos las maquinitas de marras. Nosotros estamos con nosotros, como debe de ser. Besos, no sabes la alegría que me da verte por aquí.
EliminarOles