Quizás ha sido cuando me han llamado de tu despacho y me han dicho que te ibas.
Me miro al espejo y solo veo años. ¿Años desperdiciados o vividos?... ¿Qué pasó con los treinta?, ¿donde se quedaron las ilusiones y los deseos?,
¡hay mucho trabajo!,
¿y los hijos que tuvimos?... ¿y mis besos?
Y de los cuarenta ni hablamos... la casa nueva,
¡cuánto trabajo!,
la piscina en el jardín,
¡cuánto trabajo!,
el chalet de la playa,
¡más trabajo!... dinero despilfarrado.
Ni siquiera estrenaste nuestra habitación. Yo sola la he disfrutado durante años. Yo sola he admirado las puestas de sol desde nuestra cama y me he tomado sola esa copa de cava que me prometiste en el porche mejor decorado de toda la costa.
fotografia realizada por Oles Merino |
¿Y donde estaban mis besos?...
Más tarde los cincuenta para los dos y montones de viajes planeados y a última hora desbaratados. Viajes a lugares insólitos y misteriosos que nunca hicimos;
¡tanto trabajo!;
algunos disfrutados con mis hijos que son tuyos. Otros vividos con amigos pero sin ti;
¡tanto trabajo!.
Cuantas veces sola con un merlot, pues tú a última hora tenías un compromiso;
¡trabajo!... Ya no había besos.
Y ahora con tus sesenta y los míos has decidido marcharte; ¡ahora, cuando todo iba a volver a su sitio!, ¡ahora que ibas a estar y dormir junto a mi!; ¡que íbamos charlar y cenar juntos!, ¡ahora que tenemos el tiempo en nuestras manos!...
¡Ahora no mi amor!. ¡Quédate conmigo, volveré a quererte!... Y nos besaremos, y me besarás... ¡quédate conmigo mi amor!.
Este monólogo lo mantenía Isabel con Antonio, su marido. Iban camino del hospital en una U.V.I. móvil. Antonio había sufrido un infarto de miocardio...
¡Tanto trabajo!

Nos vemos y nos leemos
pronto
Caramba... ¿por qué no lo mandas a Es amor (esamor@esradio.fm) para el concurso de cartas de amor?
ResponderEliminarGracias, alteza... Tendré en cuenta tu sugerencia. Nos leemos pronto. Oles
EliminarQué precioso relato y tan tan triste a la vez....No nos damos cuenta, pero dejamos escapar la vida entre nuestras manos. Deberíamos echar el freno y valorar lo que tenemos alrededor, nuestras pequeños placeres, nuestros seres queridos. La vorágine del día a día nos engulle y nos impide mirar lo que tenemos más cerca. Y muchas veces, como en el relato, si nos damos cuenta es demasiado tarde. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarDisfrutar de lo que tenemos, amar a todos los que nos aman y vivir cada día a tope queriendo cada detalle del mismo.
ResponderEliminarMe encanta que leas mis relatillos, besos