Segunda parada: visita a la Boutique de moda en
aquellos tiempos, “Pepita Martin”. Vestido verde, maravilloso, para mí; vestido
de rayas rojas y blancas para Pamhermana, que también era muy bonito.
Tercera parada: visita a la zapatería “Salas”, de la
calle Reyes Católicos. Zapatos azul marino y blancos de Charol para Panhermana;
zapatos rojos y beige de charol para mí. (Preciosos, por supuesto).
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fuente:www.granadasiempre.blogspot.com |
Cuarta parada: Comer. No me acuerdo donde comimos, ni
lo que comimos… seguro que yo poco, pues no me gustaba mucho comer. (¡Que
ironía!).
Quinta parada: La Alhambra.
Por visitar este monumento
era toda la excursión. Por eso los kilómetros recorridos, las curvas
interminables y la peste espantosa del autobús. OlesPadre explicaba cada
recinto, cada torre, cada habitación. Nosotras escuchábamos, unas veces
interesadas y otras aburridas. También preguntábamos y entoces aburríamos nosotros
a OlesPadre. Terminada la visita a La Alhambra, nos dirigimos al Generalife.
Hacía calor, y la entrada directa al Generalife desde
la Alhambra estaba cerrada por obras. Por lo que tuvimos que salir fuera de un
recinto para, dando un rodeo, entrar en el otro. OlesPadre sudaba, y nosotras protestábamos
por el calor y la sed. Cuando por fin entramos al nuevo lugar por visitar,
junto a la caseta de venta de tiques había una máquina de refrescos. ¡Qué bien!,
exclamo OlesPadre… ¡Nos vamos a tomar un refresquito!. Para nosotras esa
máquina era totalmente desconocida, una novedad de la Capital del Reino. Así
que con mucha curiosidad y cautela mirábamos la maquinita que nos iba a quitar
la sed. -Tú qué quieres Pam?, cocacola Papi… y tú Oles?,
-espera papá que voy a mirar… yo quiero, uhmmm, uhmmm,
yo quiero… ¡yo quiero una tónica!
-Una tónica no
te va a gustar, Chiquitica… -¿Una fanta de limón o de
naranja mejor, no?...
-No te va a
gustar!,
-si, si, si… sí
que me va a gustar, me va a gustar mucho!, si no es la tónica, no quiero nada.
Y saco la dichosa tónica de la máquina mágica de bebidas
fresquitas… la abrió con el abre chapas que tenía incorporado, y me la puso en las manos: -¡te la bebes enterita!, ¡no te dejes ni una
gota!. Y allí estaba yo con mi botella transparente llena del refresco que me
iba a quitar la sed para siempre, o eso decía el anuncio de la tele. Puse mis
labios en la boca de la botella, di un trago y: todas las burbujas del mundo se
explotaron en mi lengua; y todos los sabores más amargos de la tierra inundaron
mi paladar dándome una lección que todavía no he olvidado. OlesPadre se reía, y
se sonreía… ¡te lo he dicho, no te va a gustar!. Panhermana también se reía, yo
creo que por simpatía. Y yo lloraba, pues era lo más repelente que había probado
en mi vida. Sentada en aquel banco a la sombra, estuve casi media hora,
llorando, esperando que aquello se pusiera, milagrosamente, más sabroso. Pero fue inútil,
ni la espera, ni el calor, ni mis llantos obraron el milagro: ¡la tónica estaba
repugnante!. Con la misma sed, llorando y con mi bebida caliente en la mano continuamos
la visita. Hasta que vimos una fuente de agua fresca que por fin calmó mi sed; mi padre me
cogió la botella de las manos, e intento tomarse el dichoso brebaje. No pudo,
su cara apretada lo decía todo, nunca le gustó. Yo dejé de llorar, y seguí
feliz la visita por la Capital del Reino.
Tardé años en volver a saborear una
tónica y fue una sorpresa comprobar que me gustaba muchísimo. Esta tarde he abierto una tónica fría, muy fría y he recordado, sonriendo, los primeros momentos de mi relación con ella.
Aquel día yo
creo que no me gustó porque: “la había probado poco”, o eso contaban en el
anuncio.
Nos vemos y nos leemos pronto.
Muy buena historia de recuerdos. Me ha gustad mucho. A mi también me pasó ago parecido con la trina, no me gustaba nada, pero yo de cabezón, siempre la pedía, y siempre me costaba un mundo acabarla. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, releante, no sabes cuanto me gusta verte por aquí, bienvenido, como siempre. Pues ya ves, yo también era una cabezona. Besos de domingo que son festivos
EliminarLo que son las cosas. Si nos hemos criado en el mismo sitio, algunas historias de la infancia son las mismas.
ResponderEliminarAquellos interminables viajes en la Alsina, con los correspondientes mareos.
Los desayunos en el Suizo, y los churros madrileños del Aliatar.
Ir de tiendas por la calle Zacatín, con mucho cuidado de no separarnos para no perdernos.
Y como no, el descubrimiento de la tónica.
Para mi lo más traumatizante fue comprobar que no era como la gaseosa (sabor picante, pero refrescante y algo dulce), sino todo lo contrario. Un verdadero suplicio, tener que pasar ese mal trago.
Y bueno, en tu caso, te pilló en el Generalife. Al menos, te queda una compensación.
Y lo que es realmente una delicia, es leer estas cosas que nos cuentas.
Un beso.
Lo de la Alsina, un suplicio. Pero el desayuno en "El Suizo", eso era un placer. Me encanta que te gusten las cosas que cuento.
EliminarBesos de domingo que son festivos.
¿Qué tendrá la tónica que gusta cuando ya tienes unos años? Y esa infancia recordada a sorbitos, cuando la sed apretaba.Y esos años que nos creíamos a pies juntillas todo lo que nos contaban los anuncios...
ResponderEliminarBesos de domingo, oles. Un gusto leerte.
Que alegría que ya estés mejor!!!. Es verdad que nos creiamos todo lo que nos contaba la tele... la inocencia bendita.
EliminarSaber que me lees, eso si que es un gusto.Besos de domingo que son festivos. Oles.
Recuerdos recuerdos de Pepita Martin, del Suizo, de los Alsinas, pero lo que tambien recuerdo es que años mas tarde te gusto de nuevo la tonica pero con...."ginebra".
ResponderEliminarUn besito.
Ay! amiga, es que tu sabes muchas cosas... y recuerdas algunas muy divertidas. Algún día contaré casos y cosas de nuestra hermosa amistad. Fueron años muy vivídos y disfrutados. Besos de domingo que son festivos. Oles
EliminarAhhhh, a mi me paso algo parecido cuando tenía unos diez años con el Bitter Kas, tan rojo y refrescante con su rodaja de limón...Esa fue la primera y ultima vez que se me ocurrió sacar los pies del tiesto con los refrescos... Besos!!
ResponderEliminarJajajajajaa... es que tiene un color bonito ese Bitter Kas eh?, y la verdad es que no está muy bueno. Me alegra verte por aquí. Besos de lunes que son los primeros. Oles
EliminarEstando en la Expo de Sevilla, a propósito la mejor del mundo entero, a mi sobrino Pablo que por entonces tenía 6 años se empecinó con tomarse una tónica...y yo no le dije que no, incluso le animé a tomarla. Puse los veinte duros en la máquina y le abrí la lata...aún recuerdo su carita retorcida y los escalofríos. Lo mejor fue como aguantó estoicamente mas de media hasta que ya no pudo más...luego le pasé mi fanta y yo me contenté con aquel brebaje.
ResponderEliminarMe encantó el relato...espero con impaciencia el siguiente.
Bs
Mikuman
Sin lugar a dudas, la mejor Expo del mundo. Pablo lo aguantaba todo... Era un campeón!!!.
EliminarMe da mucha alegría que te pases por aquí de vez en cuando, siempre serás bienvenido.
Besos de jueves festivo. Oles
Cuántos recuerdos, como dice Gloria. Son esos de la infancia que jamás se borran y esas anécdotas difíciles de olvidar. Y mira que el hombre del anuncio así lo decía: "eso es que la has probado poco", y era para convencernos de que aquel sabor tan horrible, con el tiempo nos iba a gustar. Algo parecido pasa con la cerveza. La primera es más que amarga, y no entiendes cómo la gente puede beber eso, pero te vas acostumbrando y luego te encanta.
ResponderEliminar¡Qué cosas!
Es cierto que la cerveza al principio esta bien fea... Pero luego, con el tiempo, una fresquita que rica está. Besos de jueves festivo. Oles
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