domingo, 26 de mayo de 2013

RECUERDOS PARA EL DOMINGO: "LA HAS PROBADO POCO..."

Después de luchar contra los sesentaysiete kilómetros que separaban mi pueblo de la gran ciudad, por fin, llegamos a nuestro destino. Y digo luchar, porque para mí subirme al autobús, (leáse Alsina), para ir de viaje, era toda una odisea de mareos, vomitonas, ropa sucia y pelo enredado en mis escuetas coletas. Viajábamos por placer y para culturizarnos. Olespadre, Pamhermana y yo teníamos el día libre para hacer de nuestro viaje una gran fiesta. Primera parada: desayuno en la archiconocida cafetería “El Suizo”, cacao con leche y media tostada con mantequilla fuera de lo común. Visita a los lavabos y arreglo de coletas ayudadas por la señora que cuidaba de los mismos; OlesPadre le dejó dos duritos de propina, uno por Pamhermana y otro por mí.
Segunda parada: visita a la Boutique de moda en aquellos tiempos, “Pepita Martin”. Vestido verde, maravilloso, para mí; vestido de rayas rojas y blancas para Pamhermana, que también era muy bonito.

Tercera parada: visita a la zapatería “Salas”, de la calle Reyes Católicos. Zapatos azul marino y blancos de Charol para Panhermana; zapatos rojos y beige de charol para mí. (Preciosos, por supuesto).
fuente:www.granadasiempre.blogspot.com

Cuarta parada: Comer. No me acuerdo donde comimos, ni lo que comimos… seguro que yo poco, pues no me gustaba mucho comer. (¡Que ironía!).

Quinta parada: La Alhambra.
Por visitar este monumento era toda la excursión. Por eso los kilómetros recorridos, las curvas interminables y la peste espantosa del autobús. OlesPadre explicaba cada recinto, cada torre, cada habitación. Nosotras escuchábamos, unas veces interesadas y otras aburridas. También preguntábamos y entoces aburríamos nosotros a OlesPadre. Terminada la visita a La Alhambra, nos dirigimos al Generalife.

Hacía calor, y la entrada directa al Generalife desde la Alhambra estaba cerrada por obras. Por lo que tuvimos que salir fuera de un recinto para, dando un rodeo, entrar en el otro. OlesPadre sudaba, y nosotras protestábamos por el calor y la sed. Cuando por fin entramos al nuevo lugar por visitar, junto a la caseta de venta de tiques había una máquina de refrescos. ¡Qué bien!, exclamo OlesPadre… ¡Nos vamos a tomar un refresquito!. Para nosotras esa máquina era totalmente desconocida, una novedad de la Capital del Reino. Así que con mucha curiosidad y cautela mirábamos la maquinita que nos iba a quitar la sed. -Tú qué quieres Pam?, cocacola Papi… y tú Oles?,

-espera papá que voy a mirar… yo quiero, uhmmm, uhmmm, yo quiero… ¡yo quiero una tónica!

-Una tónica no te va a gustar, Chiquitica… -¿Una fanta de limón o de naranja mejor, no?...

-No papi, una tónica de las del anuncio. 
-No te va a gustar!,

-si, si, si… sí que me va a gustar, me va a gustar mucho!, si no es la tónica,  no quiero nada.

Y saco la dichosa tónica de la máquina mágica de bebidas fresquitas… la abrió con el abre chapas que tenía incorporado, y me la puso en las manos: -¡te la bebes enterita!, ¡no te dejes ni una gota!. Y allí estaba yo con mi botella transparente llena del refresco que me iba a quitar la sed para siempre, o eso decía el anuncio de la tele. Puse mis labios en la boca de la botella, di un trago y: todas las burbujas del mundo se explotaron en mi lengua; y todos los sabores más amargos de la tierra inundaron mi paladar dándome una lección que todavía no he olvidado. OlesPadre se reía, y se sonreía… ¡te lo he dicho, no te va a gustar!. Panhermana también se reía, yo creo que por simpatía. Y yo lloraba, pues era lo más repelente que había probado en mi vida. Sentada en aquel banco a la sombra, estuve casi media hora, llorando, esperando que aquello se pusiera,  milagrosamente, más sabroso. Pero fue inútil, ni la espera, ni el calor, ni mis llantos obraron el milagro: ¡la tónica estaba repugnante!. Con la misma sed, llorando y con mi bebida caliente en la mano continuamos la visita. Hasta que vimos una fuente de agua fresca que por fin calmó mi sed; mi padre me cogió la botella de las manos, e intento tomarse el dichoso brebaje. No pudo, su cara apretada lo decía todo, nunca le gustó. Yo dejé de llorar, y seguí feliz la visita por la Capital del Reino. 
Tardé años en volver a saborear una tónica y fue una sorpresa comprobar que me gustaba muchísimo. Esta tarde he abierto una tónica fría, muy fría y he recordado, sonriendo, los primeros momentos de mi relación con ella.

Aquel día yo creo que no me gustó porque: “la había probado poco”, o eso contaban en el anuncio.


Nos vemos y nos leemos pronto.

 

14 comentarios:

  1. Muy buena historia de recuerdos. Me ha gustad mucho. A mi también me pasó ago parecido con la trina, no me gustaba nada, pero yo de cabezón, siempre la pedía, y siempre me costaba un mundo acabarla. Un abrazo

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    1. Gracias, releante, no sabes cuanto me gusta verte por aquí, bienvenido, como siempre. Pues ya ves, yo también era una cabezona. Besos de domingo que son festivos

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  2. Lo que son las cosas. Si nos hemos criado en el mismo sitio, algunas historias de la infancia son las mismas.
    Aquellos interminables viajes en la Alsina, con los correspondientes mareos.
    Los desayunos en el Suizo, y los churros madrileños del Aliatar.
    Ir de tiendas por la calle Zacatín, con mucho cuidado de no separarnos para no perdernos.
    Y como no, el descubrimiento de la tónica.
    Para mi lo más traumatizante fue comprobar que no era como la gaseosa (sabor picante, pero refrescante y algo dulce), sino todo lo contrario. Un verdadero suplicio, tener que pasar ese mal trago.
    Y bueno, en tu caso, te pilló en el Generalife. Al menos, te queda una compensación.
    Y lo que es realmente una delicia, es leer estas cosas que nos cuentas.
    Un beso.

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    1. Lo de la Alsina, un suplicio. Pero el desayuno en "El Suizo", eso era un placer. Me encanta que te gusten las cosas que cuento.
      Besos de domingo que son festivos.

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  3. ¿Qué tendrá la tónica que gusta cuando ya tienes unos años? Y esa infancia recordada a sorbitos, cuando la sed apretaba.Y esos años que nos creíamos a pies juntillas todo lo que nos contaban los anuncios...

    Besos de domingo, oles. Un gusto leerte.

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    1. Que alegría que ya estés mejor!!!. Es verdad que nos creiamos todo lo que nos contaba la tele... la inocencia bendita.
      Saber que me lees, eso si que es un gusto.Besos de domingo que son festivos. Oles.

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  4. Recuerdos recuerdos de Pepita Martin, del Suizo, de los Alsinas, pero lo que tambien recuerdo es que años mas tarde te gusto de nuevo la tonica pero con...."ginebra".

    Un besito.

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    1. Ay! amiga, es que tu sabes muchas cosas... y recuerdas algunas muy divertidas. Algún día contaré casos y cosas de nuestra hermosa amistad. Fueron años muy vivídos y disfrutados. Besos de domingo que son festivos. Oles

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  5. Ahhhh, a mi me paso algo parecido cuando tenía unos diez años con el Bitter Kas, tan rojo y refrescante con su rodaja de limón...Esa fue la primera y ultima vez que se me ocurrió sacar los pies del tiesto con los refrescos... Besos!!

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    1. Jajajajajaa... es que tiene un color bonito ese Bitter Kas eh?, y la verdad es que no está muy bueno. Me alegra verte por aquí. Besos de lunes que son los primeros. Oles

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  6. Estando en la Expo de Sevilla, a propósito la mejor del mundo entero, a mi sobrino Pablo que por entonces tenía 6 años se empecinó con tomarse una tónica...y yo no le dije que no, incluso le animé a tomarla. Puse los veinte duros en la máquina y le abrí la lata...aún recuerdo su carita retorcida y los escalofríos. Lo mejor fue como aguantó estoicamente mas de media hasta que ya no pudo más...luego le pasé mi fanta y yo me contenté con aquel brebaje.
    Me encantó el relato...espero con impaciencia el siguiente.
    Bs
    Mikuman

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    1. Sin lugar a dudas, la mejor Expo del mundo. Pablo lo aguantaba todo... Era un campeón!!!.
      Me da mucha alegría que te pases por aquí de vez en cuando, siempre serás bienvenido.
      Besos de jueves festivo. Oles

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  7. Cuántos recuerdos, como dice Gloria. Son esos de la infancia que jamás se borran y esas anécdotas difíciles de olvidar. Y mira que el hombre del anuncio así lo decía: "eso es que la has probado poco", y era para convencernos de que aquel sabor tan horrible, con el tiempo nos iba a gustar. Algo parecido pasa con la cerveza. La primera es más que amarga, y no entiendes cómo la gente puede beber eso, pero te vas acostumbrando y luego te encanta.
    ¡Qué cosas!

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    1. Es cierto que la cerveza al principio esta bien fea... Pero luego, con el tiempo, una fresquita que rica está. Besos de jueves festivo. Oles

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Gracias por tu tiempo

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